Entre el 24 de octubre y el 5 de diciembre, la provincia de Kwango, en la República Democrática del Congo (RDC), enfrenta un brote de una enfermedad aún sin identificar que ya provocó 31 muertes entre los 406 casos reportados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La tasa de letalidad se sitúa en el 7,6%, con un impacto mayoritario en niños menores de cinco años.
Los pacientes presentan síntomas como fiebre, tos, dolor de cabeza, secreción nasal y dolores musculares. Los casos graves están vinculados a condiciones de desnutrición severa. Según datos oficiales, los niños menores de 14 años representan el 64,3% de los infectados, y las mujeres constituyen el 59,9% de los casos registrados.
El brote se concentra en nueve de las 30 áreas sanitarias de Panzi, con mayor incidencia en Tsakala Panzi, Makitapanzi y Kanzangi. La remota ubicación de la región y las fuertes lluvias han dificultado las investigaciones y el acceso del personal médico. Llegar desde Kinshasa, la capital, puede demorar hasta 48 horas por carretera, lo que retrasa la recolección de muestras y la implementación de medidas de control.
Varias hipótesis en evaluación
Aunque aún no se ha identificado el agente causal, se consideran varias hipótesis, incluyendo malaria, sarampión, neumonía aguda y Covid-19. Los expertos no descartan que el brote pueda ser causado por más de un agente patógeno, agravado por factores como la inseguridad alimentaria y la baja cobertura de vacunación en la región.
La OMS ha desplegado equipos para la búsqueda activa de casos y la recolección de muestras, que están siendo analizadas en el Instituto Nacional de Investigación Biomédica (INRB) en Kinshasa. Las investigaciones también apuntan a que la desnutrición desempeña un papel central en la severidad de los casos, al tiempo que no se descarta la influencia de infecciones bacterianas o parasitarias.
Respuesta internacional
Además de las acciones locales, la comunidad internacional ha comenzado a tomar medidas preventivas. Países como Italia han emitido alertas para monitorear sus puntos de entrada marítimos y aéreos, aunque no existen vuelos directos desde la RDC.
Mientras tanto, las autoridades locales y la OMS trabajan intensamente para identificar la causa del brote y contener su propagación. La vigilancia continua, la colaboración internacional y una mayor inversión en salud pública serán esenciales para mitigar esta crisis y prevenir futuras emergencias sanitarias.
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