EL PACTO MACABRO DE DOS FALSAS MONJAS,QUE ESTREMECE A TODO UN PAIS
El hallazgo de restos óseos humanos en el interior de una maleta abandonada en una calle de Santiago de Chile y el vídeo de una monja en los alrededores del lugar generó conmoción. Telenoche habló con una periodista chilena, Gabriela Vallejo, para revelar datos escalofriantes que rodean a esta historia de película.
“Aquí hubo un pacto. La persona fallece hace un año atrás y la otra la mantiene desde ese tiempo en una maleta por el cariño que le tenía”, relató a la prensa el subprefecto Juan Fonseca.
La policía llegó a ella tras difundirse un vídeo en el que aparece vestida con hábitos en las inmediaciones del lugar en el que fue encontrada la maleta con los huesos en el céntrico municipio de Ñuñoa, en Santiago.
La falsa monja, el cadáver en la valija y un pacto de amistad
De acuerdo con la policía, la religiosa de 58 años falleció aproximadamente en abril del año pasado, presumiblemente producto de una enfermedad.
Su compañera no dio aviso a las autoridades y decidió guardar el cadáver en una bodega. El lunes, cerca de las siete de la mañana, lo dejó en la calle dentro de una maleta. Un reciclador tomó la valija pero al sentir un olor extraño la volvió a dejar en la calle.
“Preliminarmente el cuerpo no tenía lesiones atribuidas a terceros”, informó Francisco Lanas, fiscal a cargo del caso.
La religiosa decidió sacarlo a la calle después de la llegada a casa de una de sus hijas. “Frente a la probabilidad de que descubriera esta maleta con el cuerpo de su amiga es que decide dejarla en la calle. Esa es la única explicación lógica que tenemos hasta el momento”, explicó Lanas.
Según el fiscal Francisco Lanas, el cuerpo no presentaba signos de violencia, lo que sugiere una muerte por una supuesta enfermedad. Lorenza fue imputada por inhumación ilegal pero quedó en libertad debido a su avanzada edad y su historial intachable. Su hija, quien regresó desde Italia para cuidarla, fue testigo en la investigación. Las dos amigas, conocidas en una parroquia, habían decidido convertirse en laicas consagradas, vistiendo hábitos azules y manteniendo un compromiso de amistad que superó incluso los límites de la vida terrenal.
Medios de prensa afirman que las mujeres no pertenecían a una congregación religiosa formal, sino que eran “laicas consagradas” que aspiraban a vivir una vida de claustro.
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