El incidente se registró aproximadamente a las 19 en el Barrio La Estación, en Rawson, cuando el joven salió de su hogar y, tras unos minutos, regresó gritando que había sido agredido. Según el relato de su madre, ante la compleja situación, ella tomó la decisión de trasladarlo al Centro de Salud René Favaloro, donde fue atendido y posteriormente derivado al Hospital Rawson.
En el nosocomio, los médicos confirmaron que el menor presentaba heridas de proyectil en el tórax, aunque de carácter superficial, así como quemaduras en la palma de la mano derecha y un corte en el antebrazo derecho.
Los primeros informes apuntan a que el menor y su madre mostraron reticencia a proporcionar detalles sobre las circunstancias de la agresión, lo que complicó las investigaciones iniciales. Los vecinos del sector tampoco ofrecieron información sobre lo sucedido, lo que generó un ambiente de incertidumbre en el barrio.
Después de extraer los proyectiles del cuerpo del menor, se determinó que eran restos de balas de arma larga. Sin embargo, en un giro inesperado, el menor le comunicó a su madre que no hubo intervención de terceros. Según su versión, las heridas se produjeron accidentalmente mientras manipulaba un arma de fabricación casera, conocida como “tumbera”, en el fondo de su vivienda.
La médica legista, junto con personal de Criminalística, certificó las lesiones del menor. Con el consentimiento de la madre, se realizaron pruebas para detectar restos de pólvora en las manos del joven.
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