Debido a la elevada inflación, el consumo de carne vacuna bajó notoriamente en todo el país. Lo que hicieron los consumidores fue volcarse al cerdo y al pollo cuyos costos son bastante menores. Esto ocurre en la Argentina mientras las exportaciones crecen favorecidas por el levantamiento de las restricciones y contribuyen al encarecimiento de los valores en el mercado local.
Así lo indicó el consultor privado de ganados y carne vacuna, Víctor Tonelli, quien comentó que la recuperación de los precios de la carne vacuna se debe a que “estaban un poco atrasados”, pero también a “una participación cada día más importante de las exportaciones dentro de la oferta total disponible”.
Las exportaciones representaron un poco más del 30% total en diciembre y estuvieron cerca del 33% en enero. Para Tonelli esto es producto de “la liberación de las prohibiciones y restricciones a las exportaciones”.
Comentó también que se ve “una caída fenomenal del poder adquisitivo y del volumen de consumo que promedió en torno de los 40 a 42 kilos por habitante por año”, por efecto de la inflación.
Quien también dio su opinión fue el presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMyA), Sergio Pedace, que aseguró que “los precios se van a ir afirmando y de a poco van a ir subiendo y acompañando la inflación”. Explicó que la suba “ya no depende del consumo interno, porque la gente se ha volcado más al cerdo, que está muy barato, y al pollo, que ya llegó a su techo”.
Asimismo, remarcó que “el precio de la carne vacuna va a ir dependiendo del valor del dólar y de la exportación, y de la cantidad de novillos que tenga la Argentina para poder exportar”.
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