Se abrazaron. Primero las que se encontraron en el camino. Después, todas juntas. Incluyendo a las que estaban en el banco que salieron disparadas buscando a sus compañeras que terminaron jugando. Saltos, cantos, lágrimas. Todas confundidas en ese abrazo triunfal. El “Cantoni” explotaba admirándolas y rindiéndoles homenaje. Era lógico: campeonas del mundo. Las Águilas le dieron la sexta corona mundial al hockey sobre patines argentino femenino. Lo desearon. Lo soñaron. Y al final se les cumplió. Notable actuación para ganarle por un 3-0 concluyente a España, que había sido su verdugo en los dos últimos mundiales.
El oro deseado se quedó en San Juan. Igual que los chicos del Sub-19. Y no fue casualidad. Más bien causalidad. Porque este grupo fenomenal dirigido por Darío Giuliani trabajó a full siempre y luchó por concretar el objetivo.
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