CASO GOGO RUIZ. LA FAMILIA ESPERA QUE SE REABRA LA CAUSA

Tras descartar que los restos hallados en Ullum sean del ingeniero Raúl Tellechea, el nombre que inmediatamente sonó fue el de Adolfo Ruiz: el Gogo, como lo conocían en Caucete.

Su desaparición hace 12 años fue un misterio.ÂNinguno de los datos aportados a lo largo de este tiempo fue certero. Se dijo que lo vieron incluso vendiendo choripanes en La Rioja, que fue por acá y por allá; nada de eso pudo ser comprobado y incluso, las personas que aportaron esos datos no quisieron dar su testimonio ante el juez Enrique de la Torre, el magistrado correccional que entendía en aquel entonces.

Después de años de olvido por parte de la opinión pública, por estos días, su nombre volvió a escucharse. Lo que ocurre es que es el primero en la lista que le sigue a los cotejos de ADN para determinar el origen del misterioso cráneo hallado en Ullum, en abril pasado.

Precisamente, este martes su hijo Daniel Ruiz fue llamado a Tribunales para comenzar con los trámites pertinentes. El fiscal Adrián Riveros, de la Unidad Delitos Especiales, pidió que se remita la causa de su desaparición, que está en el Tercer Juzgado Correccional, para que se active el nuevo proceso. Lo primero que ocurrirá fue lo que ya ocurrió con la familia Tellechea. Se pedirá la comparación del ADN extraídos a Daniel y a su hermano Luis.

En medio de todo este despertar de sensaciones y de haber seguido cada instancia de lo acontecido con el caso Tellechea, Daniel habló con sanjuan8.com. “Siempre estamos al tanto de todo lo que va ocurriendo. Cuando supimos que descartaron su ADN, supimos que le tocaba a mi viejo”.

Años de angustia sin respuesta y con culpas

Para Daniel, la culpa es inevitable. Aunque no le corresponde cargar con ella, su sensación de no haber hecho lo correcto, lo suficiente, de no haberse movido a tiempo; son planteos que no lo han dejado dormir por años.

Ya pasaron por la incertidumbre y la duda, porque fueron miles los comentarios e hipótesis que llegaron a formularse a lo largo de todos estos años. Nada fue real, o por lo menos nada pudo comprobarse.“Hace un par de años no nos llega ninguna información. Después de tantos años es difícil sacar conclusiones sobre lo que realmente le ocurrió a mi papá, cuando él tuvo una vida normal. Esto te sorprende, te deja descolocado. Nos seguimos mirando con la familia pensando en qué pasó. Es algo que nos ha dejado estancado en el tiempo”, dijo.

No hubo móvil aparente, tampoco pistas válidas. Tampoco se contó con tecnología avanzada como para descubrir sus pasos. Adolfo tampoco tenía celular; y después de haber vivido un día absolutamente normal, todo parece confuso.

Misteriosa desaparición

Faltaban tres días para festejar su cumpleaños número 52, cuando “se lo tragó la tierra”.

Adolfo se levantó la mañana del 24 de septiembre de 2010 y realizó la rutina de todos los días. Estuvo con sus compañeros de trabajo, se tomó unos mates, almorzó con su esposa y se acostó a dormir la siesta. Cuando se levantó, se fue a la odontóloga porque tenía turno. Nada raro; pero nunca más volvió.

“Movimos cielo y tierra para saber qué había pasado por él, pero nunca supimos nada”, reveló Daniel y aprovechó para hacer un descargo: “No era un poderoso empresario ni nada de lo que se dijo. Sólo tenía un par de camiones que trabajaban para el Municipio de Caucete. Gracias a Dios aún tenemos ese negocio. Además, trabajaba en la Dirección de Arquitectura”.

En medio de tanta conmoción por la posibilidad de encontrar una respuesta, Daniel asegura: “Siempre estuve con la esperanza de hallarlo con vida. Tengo la esperanza de volver a verlo, como mi mamá, que lo espera todos los días . Es lo peor que le puede pasar al ser humano, no saber qué pasó”

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